Luego de más de una semana por fin me siento a escribir sobre la presentación de Iron Maiden en Bogotá hablando primero de lo malo, lo mediocre y después de lo bueno.
Lo malo: LA ORGANIZACIÓN. Aquella vieja práctica de cagarla en la orgnización de conciertos por parte de Evenpro creía que era cosa del pasado, pues no, definitivamente se le hizo muy grande este espectáculo en particular. Como asistente a locación platino no tengo quejas, la entrada fue rápida y sin contratiempos, dentro del espacio se contaba con los servicios mínimos requeridos y estuve todo lo cómodo que quise con una buena visual de la tarima. El problema lo tuvo la gente que fue a preferencia: después de haber estado haciendo la cola por horas, el único acceso para ese montón de gente se quedó pequeño. Muchos no vieron a los teloneros, otros vieron a Maiden empezado y otros ni lo vieron. Lacrimógenas, empujones, coleados, eso fue un desastre.
Lo mediocre: LOS TELONEROS. A la compensación nacional le dieron sólo 10 minutos para presentarse, esto me parece una burla para unos muchachos que sudaron la gota gorda para poder montarse allí. Al menos los pusieron a tocar, hubiera sido peor ni eso. El estilo de la banda no me gustó, es algo así como Speed Metal.
Después se presentó la hija de Steve Harris, quien en definitiva no me convence para nada. Su banda es muy buena, el guitarrista se parece a Zack Wylde, no sólo en lo físico, también en su estilo tocando. Pero la voz de ella no me gustó para nada.
Lo bueno: ¿qué esperan? ¡claro! IRON MAIDEN. Tocando el set list que traen en su gira SOMEWHERE BACK IN TIME 2008 estos señores hicieron su acostumbrado despliegue de energía, virtuosismo y presencia en tarima, volviendo loca a la orda de metaleros que se dieron cita en el Parque Simón Bolívar. El fragmento del discurso de Churchill fue el preámbulo de lo que iba a ser una descarga de poder metalero iniciado con Aces High. Algunos de los momentos más especiales de la noche llegaron con The Trooper (con Dickinson disfrazado de soldado ondeando una bandera británica) , Powerslave (en la cual Dickinson se puso la máscara de plumas) y Iron Maiden (con la salida de Eddie). En lo particular, me pareció brutal escuchar en vivo Rime of the Ancient Mariner. Si eres fanático de Maiden no hace falta decir mucho más, esta banda nos tiene mal acostumbrados a esto, a pesar de sus ya 30 años de existencia. Les estoy profundamente agradecido porque a pesar de los años siguen grabando discos de calidad y haciendo giras mundiales que nos permiten compartir esa magia especial que se crea en sus presentaciones.
Up The Irons!
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