Existe un grupo enorme de venezolanos que aman el estilo presidencial
Este fin de semana me topé por MSN con una persona muy querida y tuvimos una curiosa conversación. Mi querido "Equis" insistió en que esto sólo se resuelve con un golpe. "Es que los militares no tienen agallas", insistía.
Me parece pertinente recordar que hace 25 años, luego del Viernes Negro y en plena democracia, era usual escuchar lo mismo. Que tanta corrupción sólo admitía una salida drástica. ¡Y ya! Lo que me resulta casi increíble es que todavía no hayamos entendido que las soluciones "¡para ya!" son ilusiones improbables de alcanzar. Como aventuras amorosas con rubias despampanantes una noche de copas, que al amanecer se esfuman, dejando sólo el ratón.
Equis insistió también en recordar el "¡fraude!", a lo que le acoté que después del colapso del 11 de abril, la popularidad del actual Presidente se ha mantenido alta y constante, y que nunca nadie, a pesar de tanta bulla, pudo probar, numéricamente, un fraude (las condiciones: publicidad excesiva, prórroga de horarios hasta la madrugada, etc. son materia de otro análisis). "Es que yo amo a mi país", remató, "no puedo creer que la gente se deje engañar por tanto populismo".
El amor es un sentimiento complicado. Uno suele idealizar el objeto amado y enamorarse de una ilusión. El verdadero amor acepta al ser querido por lo que es, no por lo que desearía que fuera. Si el sentimiento es recíproco, muy probablemente el ser amado estará dispuesto a mejorar su comportamiento, porque aspira a continuar el idilio y enriquecer la relación. Quizás el error más grande de la población que adversa al Gobierno ha sido no entender que existe un grupo enorme de venezolanos que aman el estilo presidencial. Y confían plenamente en él. Por eso van a apoyar la reforma. Por ilusión amorosa.
JorgeSayegh.BlogSpot.com
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